Tomoe Gozen
Una mujer que se enfrentó a todo por defender su tierra, su familia y su honor
Cuántas veces fantaseaste con tomar clases de artes marciales y convertirte en una verdadera Ninja, o tuviste ganas de practicar algún deporte, pero no te animaste porque te pareció que “no era una actividad para chicas tan femeninas como vos”? Es tiempo de dar vuelta la página y empezar este año con una nueva filosofía. Dejá los prejuicios de lado, olvidate de los obstáculos inventados que sólo te impiden cumplir tus deseos y lanzate hacia la búsqueda de tus sueños. Inspirate en la guerrera samurái más famosa de la historia: Tomoe Gozen, una mujer que no temió alcanzar su destino, rompió con las convenciones sociales de su época y cultura, y se enfrentó a mil y un peligros sin dudar de su capacidad, poder y fuerza.
La leyenda cuenta que nació a fines de 1160 y que como su padre no tuvo hijos varones, se encargó de que Tomoe fuese una verdadera guerrera samurái, capaz de enfrentar a los mejores y más peligrosos contrincantes. Gozen –como se la conoce hoy en día– no sería su apellido, sino el apodo o cargo que en el Lejano Oriente se les daba, en señal de respeto, a las mujeres de los samurái. Algo así como lo que para nosotras sería “Señora” o “Doña”. Claro que ella, además de ser la señora de uno de los más importantes guerreros del Japón, era su primera capitana en las batallas y más temida colaboradora.
En medio de la guerra entre por el poder imperial, la bella Tomoe, con sus largos cabellos y su deslumbrante figura, salió en defensa del honor de su marido y junto con él enfrento a sus enemigos. Excelente arquera y espadachín, libró grandes batallas y, ni siquiera al final, cuando ya todo estaba perdido, se rindió fácilmente. Hay quienes dicen que murió en la guerra y otros prefieren creer que escapó por orden de su esposo a alguna tierra lejana y se convirtió en monja. Cualquiera haya sido su destino, su valentía y confianza siguen siendo ejemplos para miles de chicas y mujeres que se juegan por lo que quieren y no dejan que las encasillen con rótulos que poco tienen que ver con ellas.